martes, 9 de diciembre de 2014

Si muero joven

“- A mi que me envuelvan en satín!
- Yo quiero una cama de rosas!
- Ay Anthony, eso es para chicas!
- Y el satín no?
- JAJAJAJA….”

Inocentes conversaciones de niños a los que la muerte también les parece un juego.  Recién habíamos hablado con el tutor sobre los funerales egipcios y romanos, cosa mas aburrida para nosotros, ¿qué tenía eso de interesante? ¡Simplemente queríamos salir a jugar! Y cuando finalmente nos liberó, el tema, sin querer, nos siguió rondando en las cabezas.  Y como un juego también dijimos las cosas que querríamos cuando fuera nuestro turno, que claro, sería cuando estuviéramos con las cabezas blancas, la piel arrugada y los dientes faltantes; cosas graciosas en aquel entonces, quién diría que nada resultaría tal y como lo imaginábamos.

Primero fue Anthony, el mayor de los tres, el que se iría mas joven.  Y es que cuando tienes toda una vida por delante, no puedes imaginarte cómo algo tan cruel puede suceder, pero pasó y no tuvimos más opción que dejar a la muerte llevarse a nuestro amigo y vivir la vida que él ya no pudo mas.

Stear fue demasiado noble para su causa.  Patriotismo y deber debieron ser palabras que nunca tendríamos que haber conocido, fueron esas palabras las que lo llevaron a los brazos de esa dama silenciosa, que solo espera y se los lleva sin dejarlos ver atrás. Pero una caja vacía en un terreno sin plantar no cuenta como entierro.  Un escueto telegrama y una caja con objetos personales no es suficiente prueba.  Hasta que no te envuelva en satín y te ponga en una cama de rosas, para mi no estarás muerto.

Décadas han pasado ya desde que terminó la guerra.  Me rehúso a creer que ha sido en vano mi búsqueda, mi piel se ha arrugado, mi pelo se ha vuelto blanco, ya no tengo dinero, ya no tengo familia, solo me queda la esperanza de poderte encontrar.   


Y mientras veo la corriente del Sena fluir hacia el océano, remembranzas de nuestra niñez vuelven a mi mente, añoranzas de aquella vida que los tres debíamos tener.  No moriré joven, no habrá deseos que cumplir para mi, solamente uno, el que tal vez, un día de estos, seas tu quien me venga a buscar.  

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