Querida
Elisa:
Es
un amanecer frío de otoño. Las hojas caen mientras el viento sopla fuerte;
quisiera ser como las hojas y volar a otro lugar, lejos de esta maldita casa…;
Ha pasado ya un tiempo desde la ultima vez que pude mantener mi cabeza en alto,
desde que pude pararme sobre mis dos pies sin perder el equilibrio, desde que sabia
quien soy. En lo único que puedo pensar
es en todo el mal que he hecho a los que alguna vez quisieron ayudarme, la
ingratitud con que he tratado a quienes no lo merecían. Estoy solo, me siento solo, ¿realmente es
esto lo que quería lograr? Aislarme de
todo y de todos, dedicar mi vida a
despreciar a los demás y no tener un amigo cuando mas lo necesito.
Dime
Elisa, ¿crees que realmente era tan difícil ser sus amigos? Tratar de
conocerla, darle la oportunidad de entrar tranquilamente en nuestras vidas en
lugar de dejarnos atrapar por el miedo de que algún día podría robarnos el amor
de nuestros padres; nunca nos hizo ningún mal, con una sonrisa se ganaba el
cariño de todos, tal vez eso es lo que no podíamos soportar, pero en realidad,
tampoco nunca nos enseñaron a ser amables con todos, solamente con quien nos
convenía.
Mírame
ahora, soy una versión patética de quien alguna vez soñé que seria, me volví
alguien predecible, mezquino; ¿recuerdas cuando teníamos dieciséis? No podíamos
esperar a salir a divertirnos, hacer travesuras, el mundo era nuestro Elisa,
¿que cambio? No he alcanzado nada, se me acaba la vida hermana, no quiero
regresar a casa y estar solo en mi cuarto.
Estoy
seguro que en seis meses ya nadie me recordara, he tomado mi tiempo y lo he
planeado bien, realmente nunca pensé que me encontraría solo cuando sucediera,
pero creo que es la mejor manera. Dicen que el que ríe de último ríe mejor, y
estoy seguro que hasta para ti, que me conoces mejor que nadie, será una gran
sorpresa.
Dale
todas mis cosas a mis amigos, si es que alguno, como los buitres que son, aparece;
luego de eso, no entres a mi cuarto otra vez, ciérralo, séllalo, y por
favor dile a ella que esto no es su culpa.
La
decisión ha sido mía, estoy demasiado deprimido para continuar, talvez te
lamentes cuando ya no este, no te preocupes, a partir de ahora vendrán mejores
días.
Tu
hermano,
Neil.