Siempre he pensado que hay limites que no se pueden quebrar,
uno de ellos es el de la privacidad de los vecinos, pero si ustedes tuvieran un
vecino como el mío, también habrían hecho lo mismo.
Mi vecino es bombero, y que bombero! No como los tipos
normales que ves en cualquier estación que a veces hasta panza cervecera
cargan, no, mi vecino es bombero como los de las películas, alto, rubio, semi
bronceado, musculoso, una fantasía echa
carne y hueso.
No es que lo este espiando, pero lo he visto salir de su
casa los lunes, miércoles, viernes y sábado, seguramente le toca el turno
nocturno porque siempre se va en la noche, lo curioso es que sale de una vez
con su uniforme, creí que ellos se cambiaban en su estación, talvez a el le
gusta estar siempre listo, aunque nunca he visto a que hora regresa.
Seguramente lo hace cuando yo no estoy en casa.
Ha de ser loable ser bombero, arriesgar tu vida para salvar
la de alguien mas, imagino a cuantas personas ha rescatado, como se sentirá que
te cargue en sus brazos para liberarte de las llamas o de cualquier otro
peligro, uff, de repente siento calor y mejor voy a dejar de pensar en mi
vecino.
Hoy voy a cocinar, es fin de semana y quiero comer algo
hecho por mi desde cero. Me he decidido
por un pollo al horno, y para aprovecharlo, voy a hacer el postre horneado también. Cuando ya tengo todo listo, voy a encender el
horno. Abro la perilla del gas pero no
tengo los fósforos al alcance, me alejo un momento para buscarlos, cuando
finalmente los tengo, abro el horno, me agacho y enciendo un fósforo…
BUM!
Joder, me he quedado sin pestañas, la pequeña explosión me
ha lanzado contra el suelo y quede aturdida de la impresión, y seguramente del
golpe que me di en la cabeza con la alacena.
Estoy tratando de recomponerme, cuando, llegando como un bólido, y con
extintor en mano, entra mi vecino bombero.
No se si es el golpe o la impresión de verlo allí, parado en medio de mi
minúscula cocina, sin camisa, sudoroso, y con cara de pánico al inicio y de
risa después, que empiezo a sentirme aun mas aturdida que antes. Cierra la perilla del gas, abre las ventanas
y se arrodilla a mi lado.
-
La pequeña chef ha sufrido un accidente?-
me pregunta con una voz tan ronca y sensual que me siento desmayar, y
seguramente se dio cuenta porque ha agarrado el teléfono y dice –mejor
llamare a los paramédicos- lo
cual se me hizo muy raro por que…
-
Y no se supone que tu eres bombero?-
le pregunte, y al instante me sentí torpe.
Cuelga el teléfono y me examina con la mirada, - puede
que estés mejor de lo que aparentas- me dice, - y no, no soy bombero, solo me
disfrazo de uno para entretener a quienes lo solicitan.
De nuevo, joder, tengo ganas de darme zapes contra la
alacena, todo por mi lengua suelta ahora
no se en donde meter mi cabeza para ocultar mi sonrojo, talvez el horno sea un
buen escondite.
Me ayuda a levantarme con tanta facilidad que pareciera que
esta levantando una pluma, y eso que no soy una ligereza precisamente – Soy
Albert, y tu? – me dice sonriendo de la manera mas sincera que he visto
jamás, no hay rastro de incomodidad ni pena en su expresión, es fascinante!
-
Mysha- respondo, con cierto
nerviosismo y azoramiento – muchas gracias por venir a mi rescate, la
verdad no se que sucedió
-
Sucede que es probable que nunca has usado
tu horno y por eso no sabes que primero debes encender el fósforo, y luego
abrir la perilla- me dice, mientras realizaba la misma acción que describía.
Se disfraza de bombero, cumple fantasías, y encima de todo, sabrá
cocinar? Uff…
-
Esta listo, pequeña Mysha- dice con
aire seductor?
-
Gracias, de nuevo, por todo-
respondo, asombrada de lo sexy que puede ser este hombre.
-
Hasta pronto, gatita
-
Ush no- digo con desagrado- no me
gustan los gatos
-
Jajaja!- me responde desde el quicio
de la puerta- puede que, a mi tampoco- me guiña el ojo y se va.
Es probable que ahora si tenga que llamar a los
bomberos, porque siento que me estoy
quemando por dentro.
Así que, la próxima vez que quiera jugar a los incendios, ya
se quien puede ser mi compañero.
Mysha
Para
CAHA
Septiembre
2012