miércoles, 2 de octubre de 2013

Un par de amaneceres



Stear…- La sollozante y queda voz que escucho al otro lado del auricular hizo que se espabilara y pusiera atención, no era inusual que recibiera este tipo de llamadas a altas horas de la noche, se podría decir que ya estaba acostumbrado, siempre había sido así, desde niños. 

Ella solía correr a esconderse a su cuarto siendo niña huyendo de la reprimenda que la tía abuela iba a darle luego de haber descubierto el nuevo roedor o insecto que había atrapado antes; también busco su apoyo cuando, siendo adolescente, decidieron enviarla a una escuela de señoritas para que “se educara adecuadamente”, y luego, cuando regreso, nuevamente busco de su consejo para decidir si se iba o no a vivir con su nuevo novio.

El no se explicaba por que siempre lo buscaba, teniendo a tantos a su alrededor que se desvivían por atenderla, el le hablaba con cariño y con la mayor distancia que podía poner para no involucrarse mas, se había enamorado de ella desde hace mucho tiempo atrás, pero ella no le correspondía, y dudada que alguna vez lo hiciera, pero así eran las cosas, y aquí iba el, una vez mas, a sacarla de cualquier problema o dificultad que tuviera ahora, manejando en la casi madrugada del siguiente día hacia el lugar que ella le dijo que se encontraba.  Era mejor ser amigos a perderla para siempre.

Candy se encontraba en un rincón oscuro de la habitación, tenia miedo,  de si misma mas que de nadie mas, como había podido ser tan tonta? Como se había tardado tanto en darse cuenta? Todos esos chicos con los que salía, siempre buscando algo que jamás encontraba, queriendo de alguna forma sustituir a quien siempre estaba con ella, a quien jamás la defraudaba, esta vez estaba realmente asombrada de su estupidez.

Stear toco el timbre,  temblando de frío porque afuera empezaba a nevar, pero mas que todo por la incertidumbre de lo que podría encontrar.  Candy lo escucho llegar y el nerviosismo se apodero de ella, que pasaría si el no la quería, si la llegaba a rechazar? Ese era su mayor temor, arriesgarse a perder un amigo o ganar un amor incondicional, pero era tarde ya para cuestionarse, había hecho la llamada y el había respondido como siempre, es ahora o nunca.

Ella abrió, dejándolo entrar, el la vio bella como siempre, aunque ocultaba su rostro de el, temía lo peor, levanto su barbilla hacia el y lo que vio lo confundió, ella lloraba pero sonreía, que es lo que estaba pasando?

-         Oh Stear, he sido tan tonta!- dijo ella, entre risa y llanto
-         Te han hecho daño? Que te ha pasado?- su voz no dejaba de mostrar preocupación, aunque ahora no estaba seguro que algo estuviera mal
-         Stear, he sido tonta, porque he estado buscando en otros lo que siempre he tenido en ti, he sido tonta porque me he tardado tanto en darme cuenta que es a ti a quien siempre he querido pero me daba miedo perderte, eres mi único amigo, quien siempre ha estado allí para mi, disculpa si todo esto te toma desprevenido, y por haberte hecho venir de esta forma, pero ya no podía mas, necesitaba que…

Stear, que no salía de su asombro ante tan tempestuosa declaración, no pudo mas que callarla con un beso, ese que tanto había deseado desde su adolescencia,  llenándose ambos de la calidez que emanaban sus cuerpos electrizados ante la sensación de saberse amados y correspondidos,  no había nadie que les impidiera estar juntos, ambos adultos e independientes, solo debían seguir sus vidas tomados de la mano y no separarse jamás, pero por ahora, se tomaban de las manos para irse a la habitación y no salir de allí hasta después de un par de amaneceres mas.

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