martes, 9 de diciembre de 2014

La cascada

Largos y sedosos bucles azabache conformaban su cabellera, el deleite de los jóvenes, la envidia de las doncellas. Horas pasaban para que estuvieran como ella los quería lucir, pero por robar miradas, valía la pena insistir. 
  
La temporada de baile estaba en boga, las chicas casaderas luchaban por atención, ya iba siendo hora de tomar una decisión.  Parada tras la cortina, aquel joven se le acerco, “una cascada de seducción es tu cabello”, le dijo con sutil voz.  Ya ella lo amaba, y esa noche no solo su corazón le entregaba.  En medio de la pasión desenfrenada, un mechón él se robó, “mañana llegaré a tu casa”, vanamente le prometió.

Los días pasaron, la temporada acabó y por todos lados el rumor se esparció.  Ella ya no era pura, haberse dejado seducir por alguien que admiraba su cabellera había sido su sepultura. 


Su cascada de rizos desapareció, la amargura se apoderó por siempre de su corazón, ahora solo un moño lleva, ya nunca mas dejaría libre al viento a su hermosa melena.

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