Es una oscura y nublada noche en la ciudad de Londres, los autos pasan lejanos y dejan su eco sonando
entre los altos edificios que rodean la ciudad.
Hace frío, y el típico zumbido de personas que se escucha aun estando
lejos, parece haber desaparecido, como si en algún momento, la mayoría se
hubiera dormido y solo algunos han quedado rezagados. El cielo resplandece de repente, anunciando
una tormenta inminente. Ataviado en su
siempre elegante y muy fino traje, Archie caminaba en círculos por la plazuela
vacía, llevando sus pensamientos de un lugar a otro sin llega a un objetivo en
concreto, la incertidumbre lo desconcierta, todo parece tan irreal. Un taxi se aproxima, con un movimiento lo
llama y se sube en el, “a donde lo llevo”, pregunta el taxista – solo
maneje- le contesta el. - Quiere ir muy lejos, que salgamos de la
ciudad- pregunta nuevamente el taxista, intrigado por el semblante de
su pasajero, - no lo se todavía- contesta Archie, sin poner atención realmente
a lo que se le estaba preguntando.
Se encontraba en un punto de su vida en el que estaba
buscando respuestas, algo, lo que sea, que le dijera qué es lo que se supone
que debía hacer consigo mismo. Había
estado tan acostumbrado a que le dijeran que rumbo tomar, a que le informaran
simplemente las decisiones que habían hecho y seguirlas, pero ahora, se
encontraba solo en esta ciudad, y jamás se había sentido tan perdido y
desubicado. Mientras viajaba por las siempre vacías y ahora húmedas calles de
Londres, observaba las gotas de lluvia golpear las ventanillas, tan solitarias
y a la vez tan unidas, siguiendo su curso a través de las calles, cumpliendo su
objetivo, bañando la tierra, saciando su sed; ojala él tuviera así de claro su
propósito en la vida.
Aun se preguntaba, qué había sido lo que le impulso a
aceptar dejarlo todo y venir acá, donde no había nadie conocido, como si
estuviera huyendo de algo… o alguien…Si, de alguien, tenia que admitirlo, su
corazón no pudo mas que su voluntad, ya era mucho tiempo soportando su impuesto
compromiso, pero verla a ella correr feliz a los brazos de su rival, fue
demasiado. Así que a la primera oportunidad, se vio embarcado hacia un nuevo
lugar, sin tener completamente claro qué iba a hacer, alejándose de su familia
y su deber.
Habían pasado 6 meses ya de su auto desaparición, aun no se
contactaba con nadie, y aunque no había hecho mucho esfuerzo en ocultarse,
tampoco nadie lo había encontrado, o buscado. Seria que a nadie le importaba
realmente lo que hiciera con su vida? Por un instante sintió miedo a estar
realmente solo en este mundo, parado en la orilla de una cornisa, solo
esperando a caer, talvez ya eran muchos los golpes soportados, talvez ya no
pertenecía a este mundo.
Qué tan difícil es soltarse de todo, saltar al vacío,
dejarse ir…
El taxi frena bruscamente, sacando a Archie de sus
desesperadas cavilaciones, regresándolo de golpe a la realidad. La lluvia sigue cayendo y la noche se cierne
mas oscura sobre la ciudad, él fija sus ojos en quien ha provocado la parada,
una mirada asustada se cruza con la de el, en un impulso, se saca unos billetes
de la bolsa y se los entrega al taxista, probablemente sea mas de lo que el
viaje ha costado, pero eso no importa ahora.
La chica ha salido corriendo como si hubiera visto un fantasma, y el va
tras ella dándole alcance pocos metros mas adelante, la toma del brazo, parando
así, su desenfrenada carrera.
-
Espera, por favor, espera – le pide,
jadeando por la falta de aire, por la adrenalina liberada, por la ansiedad del
encuentro – no corras, de que huyes?- le pregunta, encontrándose nuevamente
con esos ojos oscuros que no dejan ver completamente la expresión que quieren
dar, haciéndolos mas misteriosos, mas interesantes, haciendo que quiera
simplemente mas.
-
Huyo de todo, de nada, de mi- le
contesta, con una voz frágil, perdida, ausente, y baja la cabeza como si
estuviera derrotada, cansada, lista, talvez, para dejarse ir, tal y como el lo
estaba pensando hace un instante.
-
Déjame ayudarte- le propone – talvez
en el camino, encuentre yo también mi propio destino.
Ella le devuelve la mirada intrigada, es un extraño que ha
salido de la nada, y le tiende una mano amiga, ofreciéndole una salida; lo que
aun no se da cuenta, es que ella es, para Archie, una luz en el túnel oscuro en
el que estaba metido, un nuevo camino que tomar, un nuevo destino que
perseguir.
Y así, en medio de un muelle que recibe las crecientes olas
del Tamesis, Archie toma la mano de esta chica, quien se deja llevar, y camina
sin rumbo fijo hacia ningún lugar, ya mas adelante verán que nuevas cosas
encontraran.
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