Despierta,
pero aun no abre los ojos. Se puede escuchar el golpeteo del agua, las
corrientes que crecen, las hojas que se llenan de vida. Llueve. En este
recóndito y olvidado lugar, la lluvia es un festival, los animales, las
personas, todos, en lugar de escapar de ella, salen a su encuentro para
revitalizarse, para llenarse de ella, y, mientras, el sigue atrapado en esa
semi inconciencia que da el sueño y la realidad.
No
tiene mucho tiempo de estar allí, llego buscando sentido, razón, motivos para
olvidarla, para no quererla mas, y había logrado su objetivo. Se sentía pleno, era feliz, y esperaba
disfrutar el poco tiempo que le quedaba al máximo, antes de regresar.
La
lluvia sigue cayendo, y en lugar de levantarse y empezar el nuevo día, cierra
con más fuerza los ojos y abraza la calidez
que emana el cuerpo dormido a su lado.
La reconoce, la recorre como en las noches, la despierta, la humedece de besos y
caricias, la posee, la vuelve a dejar dormida.
Ella,
que al inicio le recordó a quien quería olvidar, ella, que con sus acciones,
actitudes y forma de pensar le demostró que no tenía igual, ella que se entregaba con soltura y pasión,
sin pensar, sin dudar, ella, que en tan poco tiempo se había adueñado de su
corazón.
Ella
sabia que el se iría, el sabia que el día llegaría, le esperaba un viaje largo,
de Egipto a Turquía, de Turquía a Italia… quien diría que allí todo cambiaria.
“Ven
conmigo”, le dijo un día, y así
empezaron a planear su futura vida, seria un viaje duro pues la guerra golpeaba
el continente, tenían que cruzarlo para poder llegar, America era el destino
final, no pudieron ni llegar a la mitad.
El
quedo inconciente y sin memoria, ella sin poder identificar, el fue deportado,
ella enterrada en ningún lugar, el se recupero bajo los cuidados de quien
quería olvidar, y por alguna extraña razón, a ella, jamás la pudo recordar…
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