viernes, 9 de agosto de 2013

Disculpa



Cuando Terry se fue del colegio, Candy se sintió sola y sin ganas de seguir en ese lugar, pero comprendió que el sacrificio hecho por el había sido buscando el bienestar de ella, así que honrando la decisión de Terry, ella siguió estudiando, evitando a los demás para no dar pauta a habladurías.  Pronto recibió una carta de Terry, proveniente de Nueva York, finalmente el había empezado a seguir su sueño y ella se sentía muy feliz por el.  Mes a mes intercambiaban correspondencia, dando poco a poco tímidas declaraciones de amor, siendo estas correspondidas con enorme alegría por ambos, era tan reconfortante saber que había alguien que realmente se preocupaba, le importaba lo que hacían,  y sobre todo que se querían.  Con ánimos renovados Candy siguió en los estudios teniendo la promesa escrita de que pronto enviaría por ella y así finalmente estar juntos. Un año paso y las cartas empezaron a espaciarse, y con cada letra escrita se sentía la distancia que Terry iba marcando,  Candy, sin comprender, siguió escribiendo y enviando sus misivas puntualmente, lo extrañaba, lo amaba y su indiferencia la lastimaba.  En una de sus cartas, Terry escribió que pronto estrenaría un papel mas importante de los que había hecho, seria el rey de Francia y ella le respondió que pronto partiría de regreso a America por la guerra que se avecinaba. 



Cuando ella llego al puerto de  Nueva York, quiso tratar de encontrarlo, o al menos avisarle que ya estaba allí, pero entre tanto caos no tuvo mas opción que quedarse junto a sus primos y esperar la próxima salida del tren que los llevaría de regreso a Chicago.  Ya de regreso en casa, le envío una carta a Terry contándole que iria a visitar a sus madres en el Hogar de Pony, desde donde nuevamente le envío una carta diciendo que estaría allí unos cuantos meses, con la esperanza que el llegara a verla allí.  En su estadía en el hogar, no recibió ni una sola carta de Terry, ella pensaba que con tanto trabajo y éxito talvez no tenia tiempo, aunque la semilla de la duda y el desamor comenzaba a sembrarse en su corazón.



Unas cartas bastante espaciadas llegaron a ella durante ese año, en el que él comenzaba a mencionar con frecuencia a una actriz llamada Susana, quien al parecer había logrado impresionarlo con su talento y era una buena compañera.  Candy  pensaba que era normal que el tuviera compañeras, pero el distanciamiento cada vez mas marcado de las cartas tenían a Candy cerca de la desesperación.  Meses después de no tener noticias de el, Candy decidió tomar un tren a Nueva York, sabia que el había conseguido el papel protagónico y teniendo el corazón lleno de esperanza y amor viajo hasta la ciudad para sorprenderle con su llegada.  El día del estreno de la función, ella se coloco su mejor vestido, compro su entrada y disfruto de la obra; se sorprendió de la mágica química que existía entre su Romeo y la Julieta que interpretaba Susana.  Su mente no paso ese detalle por desapercibido, y su corazón se resquebrajo un poquito.



Al terminar la obra, se dirigió a la dirección de donde el enviaba las cartas, era un modesto edificio de apartamentos que a Candy le pareció encantador, era el lugar perfecto para iniciar una vida,  tonto corazón que se rehúsa a creer lo que tan obvio es.



Terry la encontró dormida junto a la puerta de su apartamento, había sido tan tonto, aplazando este momento por tanto tiempo, pero su excusa era que si a el le había pasado, a ella también…

-Candy- le dijo una vez que ella despertó- el tiempo puede ser un amigo, pero junto a la distancia es enemigo del amor,  yo soñé tantas veces con escuchar tu voz, eso mantenía vivo el recién descubierto amor que sentía por ti, pero he pasado tanto tiempo solo que las cartas no me fueron suficiente.  Susana estaba aquí, junto a mi, comparte mis gustos, mis aspiraciones, es una buena mujer, y yo simplemente me enamore; no puedes mandar en el corazón, y ella me ha llenado de paz, y aunque no lo creas, realmente me siento mal… discúlpame…



Los amores adolescentes son intensos y a veces hasta inolvidables, pero no insuperables, eso se decía Candy mucho tiempo después de esa noche, justo cuando en su corazón comenzaba a nacer una nueva ilusión junto a quien antes era su tutor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario