Hace tiempo ya perdí a mi única amiga. Todos dicen que fue el cigarro y alcohol, yo
se que murió por tener el corazón roto.
Es diciembre, se acercan las fiestas mas alegres del año, para mi no es así, y mientras sigo caminando por el cementerio
no dejo de pensar, nada es para siempre…
Ella siempre fue tan alegre, tan llena de vida, con una
cara tan linda, me pregunto como diablos vino a parar a estos lados, fue un
gran desperdicio. Aun me duele su partida, a veces aun no puedo creer que ya no
este conmigo, aun cuando siento su presencia a mi alrededor constantemente,
talvez es solo mi imaginación, mi tonta necesidad de creer que al anochecer la veré
entrar por la puerta con su deslumbrante sonrisa y brazos abiertos dispuesta a
una noche mas a mi lado. Se que yo no
era quien ella quería, pero la veía tan feliz, nunca pensé que fuera una careta
mas.
Que como llegamos a eso?
Muy fácil, siempre fui su amigo, siempre estuve allí para ella, y en un
momento de depresión fue tan sencillo abrirle los brazos para que ella me
dejara entrar en su corazón, al menos así creí.
Una vez cenando juntos, ordeno una botella de vino, extraño de su parte
pues siempre la creí en contra de los efectos del alcohol, pero la venda de mis ojos estaba tan apretada
que no pude ver que lo único que estaba buscando era un escape. A partir de entonces se divertía tanto
estando alcoholizada, la mayoría de veces yo la acompañaba, mi egoísmo hizo que
no le advirtiera a nadie de este nuevo comportamiento, era tan buena
disimulándolo! Algo tuvo que haber aprendido de ese malcriado, a mantener las
apariencias. Yo me sentía tan especial,
solo a mi me buscaba para irse a perder, y se entregaba a mi con tanta pasión,
tanta lujuria… pero sin amor.
Por las mañanas siempre la encontraba con la mirada
perdida, pensando, analizando, pero en
cuanto notaba mi presencia, sonreía de tal forma que deslumbraba al sol y yo me
olvidaba de mis preocupaciones hacia ella.
Y entonces comenzaron los problemas; ahora ya no me buscaba, se iba
sola, pasaba noches enteras tratando de encontrarla, yendo a todos los lugares
donde habíamos estado, para salir siempre sin nada, cuando regresaba a casa, allí estaba, no
decía nada y yo tampoco preguntaba, verla allí sana y salva me consolaba, ese
fue mi error.
Un día se fue y ya no regreso. De la morgue me llamaron para llegar a
reconocerla. Allí estaba, tan pálida,
tan seria, tan bella, tan ausente. Nunca
supe que le sucedió, nadie quiso
saberlo, creo que todos teníamos nuestra propia versión, y talvez ninguno se
equivocaba. Lo único que le encontraron
entre su ropa fue un recorte de periódico donde anunciaban el fallecimiento de
el. Todo tenia sentido. Se fue para encontrarlo en la eternidad.
Hoy he recorrido el sendero hasta su último descanso una
vez más. Me siento viejo, solo, como si fuera otra persona, talvez no
he cambiado, pero se que ya no soy el mismo.
Su muerte me esta matando lentamente. Leo esos números que me dejan un
gran vacío en el corazón, Candice White
Andley 7 mayo 1898 – 18 diciembre 1921
De mi bolsillo saco una nota que dice así:
“Te tuve y
fui feliz
Te
perdí y ahora eres feliz
Temo a seguir con vida
Temo al sufrimiento sin fin
Temo al sufrimiento sin fin
Archie.”
Dejo mis palabras de siempre, como si en verdad las
pudiera leer, beso al aire y me voy por donde vine. Talvez encuentre sentido a mi vida otra vez,
talvez la próxima vez regrese para quedarme a su lado, talvez, todo es un gran
talvez.
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